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martes, 28 de febrero de 2017

Bienes catastrales, donde el humor y lo sobrenatural hacen buenas migas.

SINOPSIS:

Huyendo de un infierno de becas, fast-foods y encuestas poco remuneradas, Oche recibe una oferta de la inmobiliaria Tierra Prometida para trabajar en provincias. Bien comunicada con Madrid, creía haber encontrado el empleo de su vida. Un contrato fijo, un sueldo digno y compañeros agradables. Sin embargo, este es un mundo raro en el que pasan cosas extrañas y, para su perplejidad, Oche descubrirá que ni es fácil desahuciar viviendas, ni lidiar con sus extraños moradores.
Nada de lo que esperas pasará en esta novela. En ella solo ocurrirán cosas que no prevés. Llévatela y sabrás cuánto tiene de comedia y cuánto de terror esta historia de amor entre fantasmas.



Continuo mi pequeño viaje por el género de lo sobrenatural y el terror, aunque en este caso os traigo una historia que dista mucho de lo habitual en este segmento, ya que destaca más por su tono jocoso y travieso, que por intentar conseguir que nos asustemos.

Por cierto y antes que se me olvide, dar las gracias a Pepe Carabel por enviarme un ejemplar de esta novela y además dedicada, de nuevo gracias y que sepas si llegas a leerme que he disfrutado mucho de esta lectura y que guardaré el libro con mucho cariño.

Poniéndome en faena, la historia arranca presentándonos a Oche, una joven madrileña que intenta trabajar en lo que va saliendo para poder pagarse la carrera de abogado. Pensaréis que este arranque no tiene nada de especial, miles y miles de jóvenes se encuentran en esa situación a día de hoy, pero hay algo que hace que Oche sea diferente y porque no decirlo especial, y es que a su alrededor siempre suceden toda clase de sucesos a cada cual más extraño y rocambolesco. Este don por llamarlo de algún modo, tampoco debería ser considerado más que una anécdota para ella, pero si trabajas en una inmobiliaria y cada vez que vas a enseñar una casa, o la pareja termina divorciándose o cambiando de país de residencia o algo peor, pues al final te ganas una mala fama y tu jefe termina despidiéndote.

Y así es como de nuevo termina Oche en el paro y sin posibilidad de independizarse e irse a vivir con su novio. Pero la fortuna de Oche parece haber dado un bandazo a su favor, cuando un día recibe la llamada de una gran inmobiliaria que le ofrece un puesto muy bien remunerado en su departamento jurídico. Sin pensárselo demasiado Oche hace la maleta y se encamina hacia Lleida, pero al llegar a la ciudad catalana descubrirá que en realidad no le espera un puesto de jurista, sino más bien una plaza como miembro del equipo de Desahuciadores de la inmobiliaria. Un grupo repleto de personajes a cada cual más pintoresco y que realizan un trabajo bastante especifico y peculiar, que Oche no terminará de comprender hasta que ya sea muy tarde como para echarse atrás.

Por supuesto que la historia continua desarrollándose hasta que Oche y sus compañeros terminan metidos en un lío bien gordo en el que se descubre todo el pastel, pero conocer que se esconde en el departamento de Desahucios y bienes catastrales y como Oche será capaz de afrontarlo, ya es algo que deberéis descubrir por vosotros mismos.

Reflexionando sobre otros aspectos de esta novela, cabría comentar que tanto la prosa ligera, que no pobre, como el ágil ritmo narrativo empleado por el autor, cumplen con creces y han terminado por conseguir encandilarme y que me leyera el libro casi del tirón.

Por último, terminaré la reseña hablando por encima de los personajes y digo por encima porque soy de la opinión que es mejor que los conozcáis de primera mano por vosotros mismos. De ellos podría destacar muchos aspectos, son entrañables, singulares e incluso algo misteriosos, salvo en el caso de Oche que la pobre es muy trasparente, pero en verdad si algo destacaría de ellos es el cuidado y el trabajo que el autor ha empleado a la hora de plasmarlos en el papel. En este aspecto la labor es cuasi impecable.   



COSAS QUE ME HAN GUSTADO:

Ø    El tono socarrón y chistoso que nos acompaña durante toda la historia me parece todo un acierto. Es un soplo de aire fresco para alguien como yo que al que no le entusiasma el género de terror y que agradece este estilo más dicharachero.
Ø    Sin duda otro aspecto a destacar son los personajes. Todos ellos son cuanto menos singulares y difíciles de calificar, pero se empatiza con ellos casi desde el instante, sobre todo con Oche la protagonista.
Ø   Las referencias culturales y populares, algunas frikis, otras no tanto, que el autor va dejando a pinceladas durante la historia y lo que es mejor, sin abusar de este recurso.

COSAS QUE NO ME HAN GUSTADO:

Ø    En este caso más que no gustarme y siendo consciente de que estamos delante del inicio de una saga, creo que la introducción se alarga demasiadas páginas y la acción nos llega muy a última hora, casi en el tiempo de descuento y quizás de una forma apresurada.

CONCLUSIÓN:

Bienes catastrales es una novela muy simpática que Pepe Carabel, su autor, ha escrito con mucho mimo. Ese cariño está muy presente sobre todo en los personajes, tan peculiares ellos como entrañables y a los cuales es imposible no terminar apegado. A esto último ayuda y mucho el estilo jocoso que impera durante la historia, junto a la prosa y el ágil ritmo narrativo que emplea el autor. Por ponerle algún pero, el final lo he visto algo acelerado y a la historia le cuesta algo arrancar, pero en ningún caso nada muy grave. ¿Recomendable? Si te gustan las historias de terror clásicas, pues no sé si este libro esta escrito para ti, ahora bien, si quieres leer un libro gamberro con un toque sobrenatural simpático, pues entonces no dudes en hacerte con él.


PUNTUACIÓN: 7.5 sobre 10.



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