El Támesis ya no refleja nada y
Londres agoniza en las secuelas de una invasión. Quienes no han muerto o
desaparecido resisten como pueden, solos, en pandillas o integrados a las
erráticas tropas que todavía buscan un significado para una guerra que parece
perdida. La humanidad se disgrega, despavorida. Hasta hace poco, unos seres
–los imagos–, prisioneros olvidados del hombre, habitaban el otro lado de los
espejos condenados a la imitación; ahora gobiernan el cielo, anidan en
estaciones de subterráneo y combaten en las calles bajo formas vacilantes.
Neutral pero no indiferente, Sholl, el protagonista, ha estudiado a ambos
bandos y cree tener un plan para poner fin a la guerra.
Hace ya tiempo de la última vez que
leí a China Miéville y todavía se mantenía el regusto amargo que me dejó aquella
experiencia. Ya llevaba tiempo queriendo darle otra oportunidad, pero la
mayoría de sus obras eran muy extensas y no me atrevía a embarcarme en otra
lectura de sus lecturas por temor a rememorar mi anterior experiencia. Pero dio
la casualidad que vi esta novela corta y además la trama, que esta basada en
uno de los cuentos de Borges, me atrajo enseguida y por ello decidí darle una
oportunidad.
La historia nos sitúa en mitad de una
guerra, o mejor dicho en los rescoldos de una guerra, entre los imagos, seres
sobrenaturales que han sido liberados de las prisiones donde estaban encadenados
y cuyo odio hacia la humanidad les ha llevado a pelear contra ellos hasta
vencerles, y lo poco que queda de la sociedad humana y que intenta sobrevivir
como puede en las calles de un Londres derruido y agonizante.
Miéville nos plantea la historia desde
dos puntos de vista. El primero de ellos, un hombre muy intrigante llamado
Sholl que lleva un tiempo vagabundeando por las calles de Londres, mientras se
prepara para llevar a cabo un plan que él cree de vital importancia para la
raza humana y que no se nos revelará hasta el final de la historia.
El otro punto de vista que podemos
disfrutar nos llega desde uno de los imagos, o "vampiros" como
también se les conoce. Este, cuyo nombre desconocemos, será quien nos explique
el motivo por el que su raza fue esclavizada a vivir encerrados en los reflejos
que producen los seres humanos y de paso, nos narrará en primera persona el
gran sufrimiento que esa esclavitud les ha producido a su gente y que es la
causa por la cual se muestran tan vengativos contra la humanidad.
Al ser una novela corta no os puedo explicar
mucho más sin caer en spoilers que os revienten la trama. Pero si os diré que
detrás de Sholl hay algo que le hace ser especial, o al menos es lo que él cree,
y por ello parece dispuesto a autoproclamarse como el mesías de la humanidad.
Si tuviera que quedarme con uno de los
dos protagonistas, sin duda sería con el "vampiro", no solo porque la
forma que tiene Miéville de narrar sus capítulos es magnífica, además, en ellos
el autor británico consigue desnudar el alma de este ser, si es que un imago
tiene alma, y hacernos comprender gran parte de la historia.
Tanto el ritmo de la narración como la
prosa empleada por Miéville, son el gran punto fuerte de esta obra. Empezaremos
con un ritmo sosegado que poco a poco irá in crescendo hasta llegar al clímax
final, el cual por desgracia no termina de estar a la altura del resto de la
novela. Todo ello aderezado con un estilo impecable que hará las delicias de
aquellos que disfruten de un lenguaje muy atractivo a la vista.
COSAS QUE ME HAN GUSTADO:
·
La
ambientación de un Londres derruido por la guerra y cuasi apocalíptico, es fantástica.
· La
prosa que emplea Miéville, sobre todo cuando hace uso de la primera persona en
el personaje del "vampiro", es soberbia.
· Los
dos puntos de vista que podemos disfrutar durante la historia consiguen dar un
gran equilibrio a la trama.
COSAS
QUE NO ME HAN GUSTADO:
· Sin
duda lo peor de esta novela corta y con diferencia es su final. El autor
británico nos ofrece un final sorprendente, pero que en ningún caso consigue
colmar nuestras elevadas expectativas.
·
La
falta de respuestas a las muchas preguntas que el propio Miéville nos plantea.
CONCLUSIÓN:
El Azogue es una novela corta escrita
con mucha maestría y mimo, y que es un deleite para nuestros ojos. La historia
es interesante y los personajes dan solidez a la trama. Además Miéville
consigue atraparnos a las pocas páginas y que no deseemos otra cosa que devorar sus
páginas hasta descubrir el final. El problema es que el desenlace es bastante
ambiguo, incluso algo decepcionante, y no gustará a todo al mundo. En
definitiva, creo que como novela corta cumple muy bien con su cometido que es
atraer nuestra atención en muy pocas páginas. Tiene sus defectos, pero también
muchas virtudes que la convierten en una obra bastante recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario