¿Qué harías si decidieran desconectarte? Connor, Risa y Lev tal vez consigan escapar... pero ¿sobrevivirán? Tres vidas distintas. Una ley implacable. Un único final. Solo si llegan a los dieciocho podrán evitarlo. La Segunda Guerra Civil de Estados Unidos, también conocida como "Guerra Interna", fue un conflicto prolongado y sangriento que concluyó con una resolución escalofriante: la vida humana se considerará inviolable desde el momento de la concepción hasta que el niño cumpla los trece años; entre los trece y los dieciocho años de edad, sin embargo, los padres pueden decidir “abortar” a su hijo de modo retroactivo... con la condición de que el hijo, desde un punto de vista técnico, no muera. Al proceso por el cual se acaba con él al mismo tiempo que se le conserva con vida se le llama “desconexión”. Actualmente, la desconexión es una práctica frecuente y socialmente aceptada.
Esta es una lectura que tenía
pendiente desde hace mucho tiempo y que a raíz de leer Siega, del mismo autor y
que me pareció una lectura muy entretenida, decidí darle por fin una oportunidad. Ahora
veréis que me ha parecido.
La historia arranca presentándonos a
los protagonistas. El primero de ellos y quizás el principal, es Connor, un
joven algo rebelde para la sociedad en la que vive y que ha terminado por
agotar la paciencia de sus padres, los cuales han decidido desconectarlo. Por
otro lado tenemos a Risa, una joven criada en un orfanato y con un más que notable
talento para la música, pero que no alcanza la excelencia y por ese motivo la
gente del orfanato decide desconectarla y dejarle su puesto a otro de los
muchos niños huérfanos que habitan en esta sociedad. Por último se nos habla de
Lev, un joven que a diferencia de sus compañeros, ha sido criado para llegado el
momento ser desconectado, ya que es lo que se conoce como un
"diezmo", una ofrenda que las familias muy religiosas entregan a Dios,
para demostrarle su fe en él.
¿Y qué es la desconexión os estaréis
preguntando? Bueno, como reza la sinopsis, la desconexión es un método al que
pueden acudir los padres y tutores legales de cualquier adolescente entre 13 y
18 años, para deshacerse de estos. No se necesita ninguna razón para llevarlo a
cabo, solo firmar unos papeles y ya está. La única condición ineludible, es la
obligación de reciclar todas las partes existentes de aquellos a los que se
desconecta. En cualquier caso, el adolescente no tiene ningún derecho de réplica
o defensa, salvo el huir para salvar su vida y no terminar en alguno de los muchos
centros de desconexión.
Una vez aclarado el tema, la trama se
resumen en el modo en que nuestros protagonistas afrontan la desconexión.
Connor, haciendo honor a su rebeldía, decide escapar con la esperanza de
mantenerse con vida hasta superar la edad adulta. En su huída, se tropieza por casualidad con Risa y Lev,
cuando ambos iban de camino a ser desconectados. Mientras que la joven huérfana
decide unirse a Connor por propia voluntad, Lev, que ha sido educado durante
toda su vida para ese momento, no termina de entender porque Connor le rapta impidiéndole
acudir a su desconexión. Al final entre los tres jóvenes se creará un cierto nexo de amistad, conforme estos se den cuenta de que están solos en una sociedad a la
que a casi nadie le importa un pimiento lo que suceda con los desconectados. Es
más, con el paso de las páginas iremos descubriendo que detrás de estas
desconexiones hay un gran y lucrativo negocio, por lo que en realidad no
interesa que dicho método desaparezca, ya que aporta riquezas y órganos de recambio para todos aquellos que puedan permitírselo.
El desenlace nos llegará en el momento
álgido de la historia y dejará la trama abierta para las siguientes entregas, obligándonos
en cierto modo a continuar con esta saga de cuatro libros.
Examinando otros aspectos de esta
novela, es innegable decir que Shusterman hace un gran trabajo a la hora de
captar la atención del lector. Su prosa puede pecar de ser algo ligera, pero
junto al ritmo narrativo que impone el autor neoyorquino, forman una
combinación ganadora que enganchará a la mayoría de lectores.
Concluyendo con los personajes, tengo
que admitir que no he terminado del todo satisfecho. Por un lado me gustan
algunos de los personajes y puedo empatizar con ellos y la situación en la que
se encuentran, pero por otro lado, cargan con demasiados clichés del género YA
a sus espaldas, y se me hace difícil verlos como personajes "reales".
En todo caso, creo que sus personalidades son bastante mejorables, sobre todo
en su modo de actuar.
COSAS
QUE ME HAN GUSTADO:
Ø La
lectura se hace muy amena y el estilo narrativo de Shusterman es muy agradable
para el lector que solo busque divertirse. No es ni de lejos una novela que
podamos calificar como profunda, pero si muy entretenida.
Ø
El
punto de partida en el que se basa la historia tiene su aquel y es capaz de
captar nuestra atención casi desde el inicio. El tema de la desconexión a pesar
de no ser el argumento más "original", funciona bastante bien y da pie a
una trama interesante.
Ø Que
los capítulos sean cortos en su mayoría y nos ofrezcan diversos puntos de
vista. Esto hace que la lectura no se haga pesada y además que nos enganchemos
a la historia.
COSAS
QUE NO ME HAN GUSTADO:
Ø Como
ocurre con muchas novelas YA, los personajes me terminan desconcertando. Por un
lado parecen ser lo que son, adolescentes en periodo de desarrollo, para
momentos después comportarse con una madurez inesperada e impropia de alguien
de esa edad. No me encaja y además es algo que me chirría mucho.
Ø A
pesar de ser un libro simpático y entretenido, creo que su autor no ha
terminado de engrasar bien las piezas para que la maquinaria funcione a la
perfección. Quizás sea que para mi gusto le falta profundizar en todo el tema
de las desconexiones de un modo más amplio, ya que cuando lo hace la cosa
funciona bien, o quizás es que a esta historia le falta un algo que nos deje
con la boca abierta. Sea como sea, la acumulación de esos pequeños errores hacen que el resultado final no luzca como podría.
CONCLUSIÓN:
Desconexión es una novela dirigida a
un público juvenil y para aquellos que busquen una lectura ligera y fácil de
digerir. Si te encuentras entre ese público, estas de enhorabuena, ya que estás
delante de un libro que colmará de sobra tus expectativas y con el que
disfrutarás mucho. Para aquellos que ya peinamos canas, como es mi caso, aunque
el disfrute seguirá existiendo, ya que tanto la prosa fluida de Shusterman como
su ritmo narrativo ayudan a que uno lea esta novela en dos ratos, los pequeños
defectos con los que nos vamos topando y el exceso de clichés dentro del género
juvenil con el que carga esta historia, pueden afearnos un poco el resultado
final, aunque en ningún caso ensuciarlo del todo. ¿Recomendable? Como
comentaba, si buscas una novela con una trama entretenida y un buen ritmo
narrativo, creo que te gustará bastante, si por el contrario, lo que quieres es
una novela compleja y que te haga reflexionar, pues te recomiendo que busques
otra cosa.
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