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miércoles, 31 de agosto de 2016

La ciudad del grabado, más filosofía que fantasía.

SINOPSIS:

Una ciudad al borde de la transformación.

Unos personajes al borde de sus posibilidades.

Tras el fracaso de la revolución, el capitán de una compañía de soldados de fortuna y su cirujana se ven abocados a huir a través del desierto para salvar sus vidas. Perseguidos de cerca por el ejército, su única escapatoria es la fabulosa meseta tropical de Teleute, donde hallarán refugio. En la decadente ciudad estado de Ashamoil, Gwynn el militar pone sus pistolas al servicio de los traficantes de esclavos, mientras que Raule la curandera, truncada su esperanza de entrar en el Colegio de Medicina, se resigna a auxiliar a los desfavorecidos en un hospicio. Pero la aparición de una enigmática admiradora que envía grabados en los que aparece Gwynn demuestra que la corrupta y bulliciosa Ashamoil les reserva todavía unos destinos muy distintos.

La australiana K.J. Bishop recrea un mundo de pistoleros y decadencia en una de las mejores novelas fantásticas de los últimos años, galardonada con los premios Ditmar y William L. Crawford y finalista del Premio Mundial de Fantasía y el International Horror Guild.

La verdad que al leer la sinopsis de esta historia uno no puede dejar de pensar que va a leer algo brutal, una historia tipo La Torre Oscura, ojo no soy yo el que compara esta historia con la obra de King, pero con mayor profundidad. Después de terminarla, solo puedo afirmar que no voy a volver a fiarme de una sinopsis en lo que me queda de vida.

La historia comienza de una forma muy prometedora presentándonos a los dos protagonistas en un escenario más propio de una película de Sergio Leone. Gwynn y Raule, que así se llaman ambos personajes, son dos viejos conocidos que formaron parte de una revolución que falló y por ello al terminar la guerra para salvar sus pellejos se vieron obligados a montar una banda de forajidos que fue perseguida hasta hacerla desaparecer. Ahora varios años después, ambos se encuentran por puro azar en una taberna ubicada dentro de una especie de poblado formado por chabolas a punto de derruirse y en la que sus gentes sobreviven como pueden en el desértico pasaje que les rodea.

Tras una discusión por un juego de cartas, Gwynn que es un pistolero muy habilidoso, termina por asesinar a sus compañeros de mesa antes de que estos le eliminen a él. Consciente de que ha llamado demasiado la atención, Gwynn decide abandonar el poblado y buscar un lugar en el que vender las armas y otros utensilios que les ha robado a sus víctimas, pero debido a que es un extranjero y por lo tanto su aspecto no pasa desapercibido, solicita la ayuda a una Raule que va muy corta de efectivo y que además tampoco tiene ningún lugar al que ir en ese momento.

Los dos viejos compañeros se embarcarán en un pequeño viaje en el que deberán recorrer el País del Cobre, mientras un ejército de hombres armados les persigue.

Hasta este instante es como si estuviéramos leyendo una novela corta, ya que cuando ambos terminan su viaje y llegan a Ashmoil, la verdadera trama de la historia comienza y con ella se cambia de escenario para la novela. Pasando de un estilo western, a una ciudad decadente y oscura donde se junta lo peor que puede dar la humanidad.

Aunque la ambientación sigue siendo magnifica, tanto el ritmo de la novela como el tono varían mucho. Pasando de una Raule más protagonista, a que sea Gwynn casi la estrella.

En este cambio veremos como Gwynn se une a una banda de la ciudad a hacer lo que mejor se le da, que no es otra cosa que usar sus armas y pelear. Por otro lado, Raule se asentará como doctora en un pequeño hospital de la iglesia que da servicio a aquellos que no pueden pagarse algo mejor. Al estar instalados en mundos tan alejados, sus vidas se separarán casi por completo, salvo por algún que otro encuentro esporádico.

Mientras prosigue con su vida de delincuente, Gwynn terminará obsesionado con un grabado pintado por una mujer desconocida, que él cree que está pintado solo para sus ojos, y que esconde un mensaje oculto.

Cuando por fin Gwynn descubra el secreto que esconde ese grabado y la persona que lo pintó, toda su vida dará un giro inesperado y todas sus creencias se podrán vistas a prueba. Pero sus acciones también afectarán a otros personajes y al final todo concluirá de la única forma en que un pistolero como él puede concebir, es decir a base de sangre y muerte.

Como suele ser habitual en este tipo de historias en los que los personajes y el narrador son muy reflexivos, la prosa es de mucha calidad, aunque para mi gusto en algunos casos algo recargada. El ritmo de la narración comienza enganchándote desde las primeras páginas, pero a partir del traslado a la ciudad todo va a peor, llegando a tornarse algo pesada esa parte de la historia.

De los dos personajes protagonistas, es Gwynn aquel que está más trabajado, mientras que a Raule se le echa en falta algo más de profundidad. Aunque tampoco es que Gwynn sea perfecto, ya que adolece de algunos clichés muy propios del típico antihéroe. Con respecto a los secundarios, son Beth la pintora y el sacerdote amigo de Gwynn aquellos que disponen de mayor protagonismo. En el caso de Beth la autora en todo momento aporta la información mínima para mantener el aura de misterio que la rodea, mientras que el sacerdote se pasa todo el libro intentando convertir a Gwynn en un seguidor de Dios.


COSAS QUE ME HAN GUSTADO:

Ø     Sin lugar a dudas el inicio de la novela con ese toque de Western oscuro es lo mejor de este libro. Lástima que la cosa no dure demasiado.  
Ø     La ambientación lúgubre y descarnada de la ciudad de Ashmoil, así como la sociedad que puebla dicha urbe, muestran un más que interesante escenario tenebroso donde la desesperación y el miedo campan a sus anchas.  
Ø   A pesar de no ser un gran seguidor de la prosa demasiado reflexiva que se emplea en esta historia, he de reconocer que K.J Bishop realiza un gran trabajo en este apartado y por ello me veo en la necesidad de remarcar dicho punto.


COSAS QUE NO ME HAN GUSTADO:

Ø   Tras un inicio prometedor durante el primer tercio, la trama sufre un giro de 180 grados, como si estuviéramos leyendo dos novelas distintas.
Ø   No entiendo del todo la evolución del personaje de Raule. Además de faltarle profundidad y personalidad, su enorme cuota de protagonismo al principio de la novela, se va diluyendo hasta casi desaparecer durante gran parte del libro.
Ø   No me ha terminado de convencer mucho este invento de fantasía reflexiva que emplea la autora. Al final la parte fantástica termina muy descafeinada y la parte filosófica solo vuelve más y más lenta la trama.

CONCLUSIÓN:

La ciudad del grabado no es la clásica novela de fantasía en la que su autor nos marca una serie de directrices sobre el mundo que ha creado y que nos va recordando conforme la trama va avanzando. En este libro la magia y otros elementos fantásticos retrasan su aparición durante gran parte de la historia, pero cuando aparecen lo hacen de una forma sutil y sin ofrecernos demasiadas explicaciones del cómo ni el porqué. La ambientación, junto a lo bien escrita que está, son sus dos grandes puntos fuertes. Por desgracia, el ritmo de narración se vuelve muy lento y algo pesado a partir del primer tercio de la historia, debido al exceso de reflexión y el abuso de monólogos por parte de los personajes, consiguiendo perder gran parte de nuestro interés. ¿Recomendable? Bueno, si te gustan las historias de fantasía, en la que la parte fantástica es la que más atrae tu atención, entonces no te la recomendaría.

NOTA: 6 sobre 10.



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